En los principios deducidos hasta el momento hemos
constatado que nuestros cuatro protagonistas, para construir una economía sana,
tendrían que producir, de forma sostenible
(1), mediante la tecnología disponible y a partir de la especialización y la colaboración (4), bienes de consumo (2) y
invertir tiempo en fabricar bienes de producción (3) para conseguir incrementos
de productividad que mejorasen su bienestar.
La próxima pregunta que
nuestros protagonistas tendrían que plantear-se sería: ¿Cómo
distribuir los bienes producidos?
A partir de la conciencia, que tienen nuestros cuatro náufragos,
de su incapacidad para sobrevivir de forma individual, y de su necesidad de colaborar para subsistir, seguro
que decidirían repartir el fruto del
trabajo colectivo.
No es de extrañar esta decisión si constatamos que
actualmente, en nuestra sociedad avanzada, también dependemos del resto de la
sociedad para subsistir; nadie, por
mucha riqueza que atesore podría vivir sin que alguien trabajase la tierra,
cuidase su salud, recogiese la basura...
Nuestros personajes, no obstante, también serían
conscientes que si decidiesen una repartición igualitaria, la economía podría
estancar-se debido a la falta de
incentivos. Podría darse el caso que, si todos tuviesen siempre la misma parte del producto obtenido, nadie
viese la necesidad de proponer mejoras, ni de dedicarse a trabajos más
creativos,…
En Jauja, pues,
para conseguir una economía sana, el resultado del trabajo tendría que repartirse en función de la aportación individual al conjunto (incentivos), pero limitando, en todo caso, la renda máxima obtenida (equidad) al
doble de las rentas mínimas.
No tendría ningún sentido que alguna de éstas personas no
trabajase porqué el resto no lo aceptaría. El paro, en esta economía, no sería
posible porqué nadie estaría dispuesto a mantener a quien no contribuyese a
la economía con su trabajo (bien mirado tampoco tiene sentido en nuestra
economía más compleja).
No obstante podría darse el caso que alguna persona
enfermase y no pudiese colaborar en la producción. Ante la conciencia de
nuestros personajes de su debilidad individual i de la posibilidad de enfermar,
seguramente que decidirían que, dado el caso, las personas sanas contribuirían (solidaridad) a garantizar una vida
digna a los enfermos y a sus hijos.
A pesar, pues, de que el reparto del producto se
realizaría en función de la aportación individual, para dar seguridad a todos
los miembros de la economía, se garantizaría a todos una renta
mínima que asegurase la cohesión
social.
El quinto
principio económico básico para conseguir una economía sana, pues, tendría que decir: la distribución se
realizará en función de la aportación de cada persona a la economía garantizando,
en caso de necesidad, un mínimo para todos.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada