Sigo
partiendo, con un objetivo pedagógico, de la idea de que la economía
es un sistema con semejanzas con el cuerpo
humano.
Cuando el cuerpo humano es joven su crecimiento es muy elevado, igual que sucede en las economías jóvenes cuando comienzan a crecer: tienen altas tasas de crecimiento del PIB. Este crecimiento desordenado que se produce en la adolescencia es parecido al crecimiento generado por el capitalismo (ver El capitalisme és l'adolescència dels sistemes econòmics)
Llega
un momento en la vida de los jóvenes en que sus cuerpos desgarbados
dejan de crecer, aumenta la musculatura, se equilibran sus cuerpos y
van entrando en la edad adulta. Estos cuerpos ya no pueden tener como
objetivo el crecimiento sino su mantenimiento,
procurando hacer más flexible la musculatura, resistentes sus
huesos,…
En
economía, en cambio, por muy desarrollada que esté una
economía se parte de la creencia que esta
puede seguir creciendo indefinidamente y el objetivo de
las decisiones de política económica, pues, busca favorecer el
crecimiento continuo.
Entonces, para que aumente el consumo y la inversión, se bajan los tipos de interés y, en el mejor de los casos, se conseguirá que la economía crezca a base de aumentar el endeudamiento (más consumo hoy y menos para mañana). Pero este crecimiento no será sostenible, no será desarrollo económico real, sino que únicamente se habrá aumentado el PIB -más obesidad- (ver El PIB mide la obesidad de la economía) y, en un futuro, cuando se haya de devolver las deudas, esta economía volverá a perder peso (PIB).
En
economía, como en el cuerpo humano, el crecimiento tiene un límite
que depende de los recursos de que cada economía disponga. No
podemos, pues, fomentar un crecimiento indefinido porqué, al
igual que si sobrealimentásemos un cuerpo humano, no conseguiríamos
crecimiento, sino solo obesidad.
A
menos que se produzca alguna innovación revolucionaria (el cuerpo
humano también ha evolucionado) o que una economía crezca a costa
de los recursos y el trabajo de otras, tenemos que dejar de
plantearnos como objetivo el crecimiento indefinido y procurar
mantener eficiente nuestra capacidad productiva
(musculatura), cambiar actividades poco sostenibles
ecológicamente,… y plantearnos el reparto del trabajo.
Una
economía sostenible, con plena ocupación, generará la demanda
suficiente para conseguir un desarrollo
económico, incluso sin crecimiento, que permita mejorar
el bienestar de toda la sociedad.
Salud
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